En su última visita a nuestra ciudad, Lucía Cuba se presentó en un conversatorio titulado “Educación en moda como posibilidad: nuevas perspectivas y transformaciones en los Sistemas de la Moda”. Es así que aprovechamos la asistencia para concretar una entrevista con ella a fin de profundizar en algunos puntos que había abordado en la charla.
Con un avión que agarrar a muy poco tiempo, nos juntamos para esta entrevista express.
Como siempre, te recomendamos ir por un cafesito, sentarte en un lugar cómodo y reproducir el audio de la entrevista.
Si prefieres leerlo, te compartimos la transcripción editada:
Hoy estamos reunidas en una cafetería de Barranco con Lucía Cuba, diseñadora, artista textil y también académica peruana que se desarrolla en Parsons de Nueva York. Bueno, primero, buenas tardes, Lucía.
¡Buenas tardes!
Un poco el marco para explicar también el contexto de esta pequeñísima entrevista. Es que tuviste una charla el viernes (Marzo 14, 2025) en el Museo Amano, donde hablaste sobre las posibilidades de la educación de moda. No sé si lo contextualizamos tal vez a Lima, Perú, o consideras que lo que conversamos, lo que conversaste ese día puede extrapolarse a...
Creo que lo podemos extrapolar. Igual creo que fue abordado de manera bastante general, más como una invitación a pensar en cuáles podrían ser aquellas posibilidades que cada uno puede interpretar de acuerdo con el contexto en el que sitúa el espacio de educación en moda.
Hablaste sobre muchísimas cosas, importantes, interesantes, que nos llevó a la reflexión. Y queríamos profundizar en algunas de ellas. Entonces, algo que a mí me llamó particularmente la atención, fue esta impronta que tú declaraste, de que los estudiantes deberían empezar a cuestionar y no tanto a servir. ¿No? Entonces, ahí la primera pregunta, Es cómo hacer esto, cómo lograr esto, cómo lograr que el alumno, el estudiante de moda, que también creo que es una carrera que no siempre tiene en cuenta esta vertiente social, de cuestionar también, cómo lograrlo en un panorama en el que cada vez las redes sociales y la inteligencia artificial toma espacio dentro de los métodos pedagógicos, o incluso ya por una cuestión de iniciativa del alumno que ha nacido con el celular, lo toma como una herramienta más. Y cómo es que esto nos puede llevar o nos obstaculiza, por el contrario, a esto que tú mencionas, ¿no? De empezar a cuestionar y no servir.
Grande tu pregunta, comentario, reflexión. Creo que son varias cosas distintas. No necesariamente considero que los medios de comunicación actuales o la inteligencia artificial afecten negativa o positivamente un proceso pedagógico. El proceso pedagógico, entendido como un proceso de educación en el que uno sitúa un marco de trabajo y en el que hay alguna expectativa de resultados o preguntas que se quieren fomentar, puede existir con o sin acceso a IA, o con o sin acceso a espacios de comunicación masiva.
Ahora bien, este es un momento muy particular, en donde los canales de comunicación se han amplificado y en donde hay muchas más posibilidades —sobre todo para jóvenes y para personas que están directamente involucradas en estudiar moda— de poder acceder a referentes, ideas y narrativas de procesos, sistemas, estéticas y entidades, lo cual hace unos cuantos años era mucho más difícil de alcanzar, incluso pensando en el mismo espacio local, en ver narrativas de otras ciudades del país, no solamente de Lima, y saber qué está pasando en otras ciudades.
Volviendo un poquito a tu reflexión/pregunta, sí creo que hay una oportunidad para quien estudia de situarse en un momento de desarrollo, de pensar y reflexionar sobre lo que se está estudiando —por supuesto, para poder ser también financieramente sostenible cuando termine una carrera—, pero también de pensar en qué hace, o qué me hace a mí ese sujeto único dentro de este proceso y en un espacio/disciplina tan abundante como el del diseño de modas, donde hay mucho de lo mismo. En esta práctica hay perfiles bien marcados sobre lo que uno podría hacer como línea de trabajo, pero al mismo tiempo existe una serie de posibilidades y roles dentro de los sistemas de la moda que sobre los que conocemos mucho menos, o de los cuales ni siquiera sabemos que existen.
¿Cómo cuáles?
Como, por ejemplo, hacer investigación en moda, docencia en moda, o investigación —no solo de mercado, sino también teórica y de archivo— dentro de compañías y casas de moda. Por ejemplo, existe el rol de “fashion researcher” (el término en inglés se usa quizá más que aquí).
Sin ir muy lejos, hace unos cuantos años no había tantos diseñadores de moda en empresas de moda en Gamarra. Menciono Gamarra como un ejemplo porque hubo un momento, a inicios de los 2000, en que comenzaron a ser requeridos más servicios de diseñadores, algo que antes no se encontraba con tanta frecuencia como un rol dentro de las empresas locales. Existían diseñadores gráficos en estas compañías, pero no necesariamente diseñadores de moda.
Hoy en día, el rol del diseñador está mucho más situado dentro de la composición de un equipo, de un sistema de producción, de creación, de manufactura. Y eso no lo hace necesariamente más crítico, pero sí muestra que otras dinámicas están ocurriendo en el sistema de la moda en el cual todos participamos. Uno puede ir viendo el impacto que distintas temáticas sociales tienen dentro del desarrollo de estos sistemas. Por ejemplo, observar cómo las importaciones y exportaciones afectan los procesos económicos o comerciales, que a su vez pueden verse influenciados por tratados de libre comercio o por políticas de Estado que modifican estas dinámicas. O evidenciar cómo la circulación de objetos, en momentos como una pandemia mundial, impacta directamente en la vida de las personas.
A veces uno trata de pensar en estas problemáticas desde muy afuera, de manera distante o ajena al propio contexto de vida. Pero el estudiante de moda no es ajeno a ello: el estudiante de moda no deja de ser una persona en todas sus facultades de ciudadanía; consume, viste, usa y genera procesos vinculados a la moda, aun cuando no necesariamente los haya estudiado en profundidad. Hay cosas bien específicas, como aprender a coser una prenda o crear un diseño y llevarlo a una tela, y muchos procesos técnicos que quizá no conozcamos. Pero el proceso inmediato de vincularnos con la moda es, a mi parecer, en el que más posibilidades tenemos de cuestionar.
(…) Hay muchos temas sobre los que podemos leer o escuchar más, que no tienen que ver exclusivamente con moda o tendencias, y que pueden invitarnos a pensar de qué manera afectan a nuestro propio desarrollo profesional. (…)
Otra cosa que también quería hablar contigo, a propósito de otra idea muy interesante que compartiste en la charla del viernes sobre educación de moda, era la importancia en general de los espacios alternativos. Entonces, aquí viene mi segunda pregunta, que es, ¿cómo ves tú la posibilidad de seguir generando espacios alternativos, porque creo que ya se hacen espacios alternativos acá en Lima, Perú. Pero cómo amplificar estos espacios alternativos, sobre todo en una coyuntura en el que un poco que se está persiguiendo estos mismos espacios de disidencias, de esto, ir en contra tal vez de ciertas ideas hegemónicas y de poder, ¿no?
¿Con percibiendo te refieres censurando?
Sí, como censurando o amordazando de ciertas maneras, ¿no?
Creo que la censura siempre va a estar situada con relación al miedo: el miedo a "ir en la corriente" de lo que uno "supuestamente" debería hacer. En un momento como el que vivimos hoy en día —e hilando con la pregunta anterior—, la posibilidad de acceder a cómo vive la gente en otros lugares, ya sea en tu propio país, en otras ciudades, en otro barrio o en otras partes del mundo, se vuelve algo, de alguna manera, más tangible (lo vemos, lo percibimos).
Al situar eso, uno puede pensar en las múltiples posibilidades de su propia identidad y existencia: de lo que uno viste, de lo que necesita o no, de lo que está pasando en otros lugares; e inevitablemente, también empieza a complejizarse cómo nos vamos comparando con otros, cómo comparamos lo que ocurre en otros contextos y en las comunidades en donde participamos.
Creo que los espacios disidentes —aquellos que son conscientes de ir en contra de una normativa, ya sea por censura política, social, etc.— han existido y seguirán existiendo. Creo también que requieren bastante apoyo y un fuerte sentimiento colectivo. Son, como mencionábamos antes, múltiples iniciativas que han estado presentes durante mucho tiempo. A veces nos encontramos con ellas por primera vez; a veces personas se encuentran con otras y empiezan a ver posibilidades de colaborar; a veces "descubrimos" momentos o etapas logradas sobre las que antes no teníamos conocimiento.
Esto le permite a uno pensar que aquellas propuestas, ideas o proyecciones que imaginaba sí pueden ser posibles. Que sí es posible pensar en estar/existir en un país ultraconservador, donde se provee muy poco apoyo a pequeñas empresas —y menos aún a iniciativas artísticas—, y aun así ver que mucha gente está emprendiendo, tanto a nivel empresarial como creativo. Son dos sistemas distintos, pero que confluyen y pueden desarrollarse de manera independiente. Sin embargo, este tipo de sistemas —independientes, alternativos— se fortalecen mucho más cuando encuentran comunidades de prácticas creativas similares. Y hay muchos casos, tanto a nivel local como regional, en donde estos espacios colectivos permiten también pensar en realidades alternativas.
Las realidades alternativas son aquellas que no se asocian únicamente a los circuitos valorados por los medios de comunicación masivos, tanto locales como internacionales. En la charla hablábamos, por ejemplo, de la importancia de pensar más allá de "las cinco capitales de la moda" y de conocer lo que sucede en nuestro propio país, en otras ciudades; de reconocer cuánto ya ocurre, y de la importancia de reclamar ese espacio tanto a nivel local como internacional. Se trata de encontrar sentido y significado a estos procesos, no porque no existan, sino precisamente porque ya existen; de reconocer el gran valor de lo que se viene desarrollando en nuestras propias comunidades.
Y definitivamente, la fuerza y el poder de lo colectivo son indiscutibles, sobre todo en espacios donde hay más censura y rechazo hacia aquello que no responde a lo que "debería estar ocurriendo".
En las prácticas de moda, hablamos de ir en contra de las tendencias, de cuestionar desde lo estético, de pensar para quiénes diseñamos, con quiénes, qué procesos y técnicas utilizamos, y cómo todo ello se combina con lo que realmente queremos hacer.
Qué interesante que menciones el reclamo, porque a veces, al hablar de espacios alternativos, se entiende que uno se abstrae de la realidad y crea su propio círculo separado. Sin embargo, reclamar implica mantener una relación activa con el sistema, no aislarse. Se trata de tomar distancia para poder actuar con mayor claridad, sin dejar de incidir en el otro lado.
Creo que muchas veces uno llega a estos procesos de manera orgánica —o a veces forzadamente—, entendiendo que es necesario alejarse un poco para situar con claridad el propio trabajo. Y no solo hablamos de recursos económicos, sino también emocionales, que se vuelven escasos cuando enfrentamos barreras económicas, sociales o simbólicas, y sentimos que nuestros proyectos creativos pierden sentido.
Por eso es tan importante encontrar comunidades creativas: no solo como apoyo financiero o logístico, sino como espacios donde encontrar pares, donde uno se da cuenta de que no está solo, sola o sole. Hay muchos procesos ya ocurriendo, similares o situados en ese mismo espacio emocional y creativo que también buscamos.
En relación con las redes, el acceso a internet y los medios de comunicación, hoy tenemos una oportunidad enorme para buscar quiénes más están trabajando en lo que nos interesa. Es sorprendente ver cuánto ya existe de aquello que a veces pensamos imposible. Como, por ejemplo, diseñar específicamente para comunidades trans en un país ultraconservador como Perú, o crear moda para trabajadores sexuales, una idea que podría para muchos parecer “inviable” de manera comercial por estar socialmente estigmatizada, pero que en realidad es una forma válida de emprendimiento, creación y expresión.
Estos ejemplos también se extienden a pensar en diversidad de tallas, de cuerpos, y en general en nuevas formas de representación. No se trata solo de imaginar algo que no existe, sino de imaginar el espacio donde queremos impactar, con toda su carga de expectativa, sueño y también realidad. Incluso si no existen referentes inmediatos dentro de nuestro propio país, podemos ver cómo han surgido espacios alternativos a lo normativo. Esos ejemplos pueden darnos ideas, permitirnos ponernos en contacto y aprender de lo que ya se ha hecho, para desarrollar proyectos propios con el apoyo de esas redes.
La idea de reclamar también tiene que ver con entender que las oportunidades no siempre llegan empaquetadas “de forma obvia”. Muchas veces es cuestión de conectar los puntos: buscar las relaciones emocionales, comunitarias y de apoyo afectivo que permitan sostener nuestros esfuerzos. Hablábamos, por ejemplo, de cómo a veces hay infraestructuras disponibles —espacios para charlas, talleres, encuentros— que no fueron diseñadas específicamente para ello, pero que pueden habilitarse para generar conversación y comunidad. De igual manera sucede con colectivos y creadores que, aunque no trabajen exactamente en el mismo tipo de diseño, comparten intereses en los sistemas y cadenas productivas.
Mencionábamos, después de la charla, los modelos de cooperativas como alternativas interesantes para pensar la moda, y cómo, en algún momento, el Ministerio de Trabajo ofrecía apoyo financiero a pequeñas y medianas empresas. Esto nos lleva a pensar en qué tipo de modelo económico puede funcionar para quienes desean producir desde una lógica cooperativa. (…) Me he desviado un poco de tu pregunta original (…).
De hecho, eso me lleva a la tercera pregunta sobre diseño especulativo, porque siento que ya empezamos a entrar en ese terreno de manera muy orgánica. Quería retomar algo que mencionaste para quienes no pudieron asistir a la charla del viernes: ¿esto del diseño especulativo es una propuesta tuya o una corriente existente?
El diseño especulativo existe como práctica desde hace muchos años. Conversaba después de la charla con Jorge Juárez, profesor de la PUCP, quien, por ejemplo, ha trabajado en proyectos de diseño especulativo vinculados a estudios de futuros desde la educación en arte y la sociología.
El diseño especulativo plantea desarrollar ideas que proyecten futuros posibles, imaginando hacia dónde queremos ir. Por ejemplo, hoy en día podemos usar recursos como la inteligencia artificial para visualizar escenarios futuros basados en diferentes variables. Más allá de lo visual, me interesa especialmente el aspecto de construir imaginarios: de proyectar aquello que queremos lograr, ya sea con una organización, una empresa, una colección o una idea. En diseño, lo especulativo se utiliza también para generar impacto en el comportamiento de las personas. En salud pública, por ejemplo, se proyectan escenarios futuros para diseñar estrategias de acción a partir de lo que podría ocurrir.
¿Cómo, por ejemplo? Porque fue bien abstracto lo que mencionaste. Aterricémoslo en un ejemplo.
La falta de uso o acceso a una vacuna, y el impacto que ello tiene en determinadas sociedades... otro ejemplo puede ser el uso excesivo de un material (…) la información con la que contamos hoy en día sobre el desecho textil, (...) y la aparición de muchas más imágenes de ciudades enteras cubiertas de desecho textile. Eso ya no es una visión futurista: son distopías reales, reflejo de lo que estamos viviendo, especialmente en relación con el uso de ciertos recursos que hacen posible visualizar estos fenómenos.
Deja de ser algo puramente imaginativo y se convierte en algo tangible, más real. Si lo llevamos al diseño y, específicamente a la educación en diseño de modas, el diseño especulativo usado para proyectar el impacto del desecho textil en un espacio físico y geográfico, ayuda a visualizar ese impacto (...) permite dimensionarlo de otra manera: ¿cómo se ve el desecho generado por una sola empresa en un espacio concreto?
He visto, por ejemplo, iteraciones de imágenes de Gamarra cubierta en telas (...), hay varios artistas trabajando con inteligencia artificial como herramienta especulativa para mostrar el impacto del desecho y la contaminación en distintas ciudades del mundo. Proyectos donde, por ejemplo, se representa el equivalente a 300 toneladas de polos de segunda mano , provinientes de una marca específica, acumulados frente a una tienda o a algún espacio universalmente reconocible. Así, el volumen y la escala se hacen, de alguna manera, visualmente comprensibles. Si te digo "300 toneladas de textiles", puede no significar mucho en tu imaginario; pero ver esa cantidad de desecho frente a un local que reconoces puede generar otro tipo de impacto y relación emocional.
Permite que la idea de un futuro posible —o de un presente que ya existe— sea más tangible.
Disculpa que te interrumpa—, entonces, ¿el diseño especulativo está más orientado a generar ese "chispazo" o acercarnos a fenómenos que resultan difíciles de imaginar?
Sí, desde donde a mi me gusta aproximarlo. Es un ejercício de y proceso de imaginación sobre algo real que, a través de la especulación, puede adquirir otros significados. En el campo textil o de la moda, creo que exploramos poco este enfoque para proyectar futuros donde también quisiéramos vivir.
Hablamos mucho del impacto del desecho textil en la tierra, pero no siempre logramos imaginarlo de manera concreta o emocionalmente significativa. Se trata de buscar equivalencias, de materializar o visibilizar una idea para que otros también puedan vincularse con ella. Además, hoy en día hay muchas herramientas accesibles —digitales, gratuitas en internet— que permiten jugar con la especulación y la proyección. Es maquiavélico en cierto modo, pero también una oportunidad para materializar aquello que cuesta explicar o imaginar, tanto para uno mismo como para otros.
Entonces, ¿lo sitúas más dentro del proceso creativo?
(…) Depende del uso que le quieras dar. Para mí, en mi trabajo personal, hay una intención específica: generar impacto. Como diseñadora, ese impacto me importa. Para otras personas puede significar otra cosa y tener otros usos. Creo que el diseño especulativo ayuda mucho a pensar en “futuros cercanos” que pueden nutrirse de recursos tecnológicos y creativos que nos permiten jugar, proyectar con esas especulaciones.
Esta herramienta del diseño especulativo, estaría como, o lo podríamos tomar como de alguna manera enfrentar una falencia que tú has identificado? No entiendo tu pregunta, perdón. O sea, el diseño especulativo. ¿Qué falencia en relación a qué? Falencia en general, en términos de que es una propuesta, una herramienta, una, digamos, no sé, no digo, no creo solución, pero que consideras que es relevante su uso a propósito de que se ha identificado alguna carencia, algo de lo cual tal vez se ha dejado de hacer o estamos teniendo mayor problema para hacer.
(…) No sé si está tan vinculado con la función de algo, creo que tienen que ver más para mí con la esperanza. Veo muy complejo, en el mundo en el que vivimos hoy, tener esperanza en relación con un impacto positivo: que el planeta sobreviva, que las personas seamos felices, que no violentemos, que los espacios de la moda sean más amigables para las personas y el planeta. Me parece complicadísimo. Sobre todo, en espacios educativos, es muy difícil plantear esto.
Al mismo tiempo, creo que nadie —o al menos hablo por mí y por varios colegas educadores y creadores— nadie deja de luchar por seguir aprendiendo y adaptándose a lo que ocurre afuera, y de pensar cómo eso influye en las prácticas educativas y creativas dentro de la moda. Me resulta emocional, moral y éticamente muy complicado sugerir que uno puede generar un impacto positivo cuando todo lo que vemos afuera parece indicar lo contrario. (…)
Ahora, hoy en día existen recursos, herramientas que justamente nos ayudan a apoyar los procesos de imaginación. Y creo que imaginar esos formatos, desde la esperanza de algo que puede ocurrir —no solo por lo que imagino, sino porque ahora puedo intentar visualizarlo, hacerlo tratar de hacerlo más tangible— es fundamental. Aunque sea de forma virtual, me permite pensar en esa realidad posible. Pero este es un recurso más, entre muchos. Hay procesos que ya forman parte de los procesos educativos en moda, como el uso de materiales regenerativos, o prácticas que ocurren día a día y que no las identificamos como tales, pero que también proyectan futuros posibles, aunque no siempre los llamemos así.
Crear imaginarios en realidades extremas es necesario, porque si no los creamos, vivir el día a día se vuelve mucho más complicado. No se trata de escapar de la realidad, sino de jugar con esas fuerzas entre lo que ocurre y lo que podría ocurrir.
Ya a nivel de diseño, hay múltiples herramientas que la disciplina y la práctica, junto con el acceso actual a recursos antes inaccesibles, nos ofrecen. Esto ayuda tanto a quienes están empezando como a quienes ya trabajamos en diseño, a proyectar más allá de lo que ya sabemos. De cierta forma, es un juego de posibilidades, de experiencias, de entender hacia dónde uno quiere ir y qué quiere proyectar.
Más allá de las herramientas tecnológicas, todo parte de identificar cuáles son tus intereses, qué quieres construir, qué quieres aprender, y hacia dónde quieres llevar tu proyecto, ya sea una marca, una idea o el desarrollo de algo nuevo. Son varios elementos que entran en conversación cuando uno se plantea: "¿a dónde quiero ir con lo que estoy haciendo?".
No sé si con esto he respondido a tu pregunta.
Sí. Y algo también retomando, algo que mencionaste en esta charla es que es que a veces nos encontramos, sobre todo creo que docentes, de educación de moda, o de educación en general creo, que estamos en esta constante lucha, ¿no?
Entonces, para terminar, quería preguntarte, tal vez de forma un poco cliché, pero me parece que es una buena manera, de cerrar también la entrevista, ¿qué le dirías a esa, a esa persona que está empezando en la docencia de educación de Moda? Para generar estos espacios, alternativos, y sobre todo, más que eso, que creo que es lo que dificulta siempre, es cómo transmitirle al estudiante esta posibilidad de imaginar un futuro mejor, más esperanzador. No es, no, no tienes que responderme con la solución al menos(…) Puede ser resistir!
(…) Creo que existe la cualidad, función inerte, humana de resistencia. Por in lado, para quienes deciden encaminarse en procesos de educación en moda —formales o no formales— y buscan generar un contexto de aprendizaje, es fundamental, por un lado, investigar. Investigar de manera amplia, generar y acceder a recursos, informativos, crecer en los procesos pedagógicos que podamos incorporar en nuestra práctica. Hay muchísimas herramientas educativas, incluso fuera del diseño de moda, ya disponibles que pueden enriquecer los procesos creativos.
A veces buscamos “el mentor perfecto”, el “libro perfecto”, algo que nos diga exactamente qué hacer, pero mucho depende de la propia experiencia y de cómo facilitamos esos espacios de aprendizaje y procesos educativos. Hoy existen muchos más recursos informativos que nos ayudan a construir experiencias en clase, a ampliar los temas que podemos abordar.
Hablábamos en la charla también sobre - por ejemplo- abordar en aula procesos decoloniales, incorporar referentes locales, ampliar la posibilidad de trabajar con diversidad de materiales, pensar en los orígenes de los recursos informativos, y las personas detrás de esos procesos.
En el Perú, ahora contamos con más carreras universitarias de moda, lo que permite a los estudiantes tener conversaciones interdisciplinarias, enriquecer proyectos de tesis y aula, y acceder a repositorios académicos locales e institucionales. (…). Es importante explorar e informarse sobre estas fuentes y referentes también. Hablamos hace un rato de docentes que trabajan el diseño especulativo desde la imaginación. Aunque no sea específico a la moda, estos enfoques se pueden adaptar. Las tecnologías educativas en educación en arte, por ejemplo, son sumamente valiosas para procesos creativos. Hay numerosos recursos disponibles en internet: materiales digitales, videos, documentos. La pandemia liberó mucha producción intelectual y creativa en formato digital, ampliando las posibilidades para docentes y estudiantes tener recursos “infinitos” para poder ampliar el conocimiento que pueda tener sobre algo.
Acceder a internet, por ejemplo, permite explorar, ampliar conocimientos, aprender técnicas creativas, desarrollar temas de investigación. Es fundamental aprender a usar estos recursos que existen y que, a diferencia de otras épocas, ya no son tan inaccesibles. Además, referir y usar los repositorios locales de proyectos académicos, por ejemplo, son valiosos para quienes quieran desarrollar más conocimientos locales. De igual manera, asistir a charlas, combinando lo presencial y lo digital, permite conectarse con actividades de otras partes del mundo, incluso hoy en día, con más opciones de participación con traducción en línea. Creo que hay una cierta apertura a recursos informativos globales puede enriquecer mucho la práctica, y la práctica educativa en moda.
Para los estudiantes —aunque suene romántico—, es esencial no perder aquello que los motivó a estudiar diseño de modas, que suena casi imposible hacer, sobre todo sobre todo en contextos que apoyan poco a los creadores, (…) es importante preservar la autenticidad y conectar con lo que realmente nos impulsa a crear. (…) A menudo nos perdemos al compararnos con lo que “creemos que deberíamos ser”. Es clave estar abiertos a distintas formas de pensar y hacer moda, tanto a nivel local como internacional. Caminar hacia aquello que uno sueña hacer —respondiendo, claro, a necesidades básicas y financieras— es parte vital del proceso.
El espacio creativo es también un espacio de posibilidad.
Es importante proyectar cómo nos gustaría que fuera esa vida creativa y productiva. Ahora, con mayor acceso a ejemplos de otros estudiantes y creadores, podemos ver qué recursos utilizan, desde audiovisuales hasta textiles. Preguntarnos: ¿qué tengo a mi alrededor que nadie más tiene? ¿Cómo puedo construir un proceso creativo genuinamente vinculado a mis sueños? El soñar —algo que el capitalismo nos ha enseñado a reprimir— es crucial: soñar con espacios más amigables, sensibles, responsables, humanitarios. Se empieza por uno mismo y por el entorno cercano.
Cuando pensamos en moda, muchas veces miramos hacia afuera y poco hacia adentro. Pensar en cómo nos relacionamos personalmente con los sistemas de moda —cómo vestimos, consumimos, qué contamos a nuestro entorno— es esencial. ¿Por qué decidimos estudiar moda? ¿Qué nos gustaría hacer con ello? A partir de ahí, podemos desarrollar o fortalecer ese gran poder: el de construir cosas para vestir. Siempre me ha parecido algo “casi de ciencia cuántica”, o mágico.
Y, tal vez, no dejar nunca de soñar, también en el espacio real.
Sí, muy interesante lo que mencionas, yo creo que al final es redirigir un poco esa imaginación. Como tú dices, muchos de nosotros sabemos imaginar, pero también se ha usado de alguna manera, eh, No necesariamente para imaginar futuros buenos y futuros colectivos, sobre todo. Sí.
Sí. Yo creo que no hay futuro sin el colectivo (…).
Y está bien estar en soledad cuando uno lo necesita, y creo que tú lo dijiste: alejarse un poco para mirar hacia adentro y tratar de buscar un equilibrio. Es el momento que vivimos ahora, a nivel mundial y no solo local o de país, un momento sumamente complicado. Muchas poblaciones enteras se encuentran en situaciones de extrema vulnerabilidad, y hablar desde un espacio creativo siempre se siente como hablar desde un espacio muy privilegiado. Y lo es. Es el privilegio también de poder imaginar.
Y creo que esa cualidad nos puede ayudar justamente a proyectar aquello que, para muchas otras personas, a veces es más difícil de proyectar. Si uno tiene el interés, el goce, la pasión, las ganas de querer hacer prácticas dentro de los espacios de la moda —ya sea educación, creación, etc.—, creo que hoy existen muchas más posibilidades de generar aquello que uno desea, lo que le “encantaría hacer”, independientemente de dónde se esté. Pero sí: en colectivo, en comunidades creativas y a través de apoyos emocionales, económicos y múltiples. Surge esta fuerza colectiva que es ultra necesaria, sobre todo para encontrar esos equilibrios donde a veces uno cree que debe hacerlo solo o sola.
(…) Y hay mucho que está ocurriendo con energías y procesos similares, es importante evidenciar eso, y caminar hacia ello.
Entonces importante también poder ver en esa dirección de manera adicional.
Totalmente de acuerdo.
Y bueno, nada, agradecerte Lucía nuevamente, no es la primera vez que hablamos, esperemos que no sea la última tampoco. Y nada, siempre muy interesante hablar contigo, es, escucharte sobre todo y en cierta esperanza compartir también esas ideas o transmitirlas también a nuestros alumnos porque ambas somos docentes. Así que, nada, nuevamente muchas gracias por el espacio y que no sea el último.
¡Muchísimas gracias a ustedes también, vayan todos a leer el libro! Creo nuevamente que, tanto el espacio que ustedes están generando, así como otros espacios que existen también, son absolutamente necesarios para poder continuar construyendo esos futuros de los cuales estamos también participando.
Listo, gracias.
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