En abril de este año, tuvimos la oportunidad de gestar el conversatorio “Prácticas textiles y activismo en la moda”, llevada a cabo en la Pulga La Tienda [@pulgalatienda].
Este espacio estuvo centrado en las prácticas textiles y el activismo en la moda peruana, reuniendo a Sadith Silvano [@sadith_silvanooficial], artista multidisciplinaria shipibo-conibo, y a Pamela Valle [@endemicaoficial], comunicadora social y activista socioambiental, además de autora del artículo “Prendas que gritan. Activismo e indumento en Perú”, de nuestro primer libro publicado “Repensando la moda peruana. Una mirada multidisciplinaria de la moda en Perú”. Ambas compartieron sus experiencias, trayectorias y reflexiones sobre el vínculo entre el arte tradicional, la moda y la justicia social.
Como siempre, puedes escuchar el audio completo del conversatorio o leer el resumen que te dejamos a continuación:
El arte kené: sabiduría ancestral
Sadith Silvano comenzó compartiendo el significado del kené, un diseño ancestral que representa la cosmovisión del pueblo shipibo-conibo. Más que un elemento decorativo, el kené es un conocimiento transmitido por generaciones, inspirado en los huesos de animales, las aves, los peces y otros elementos naturales. Este arte, tradicionalmente usado por las mujeres para embellecerse —como una forma de identidad y conexión espiritual—, utiliza tintes naturales como el achiote y el huito. Sin embargo, estos recursos se ven cada vez más afectados por el cambio climático y la crisis ambiental.
Sadith explicó que el proceso de aprendizaje del kené incluye una preparación espiritual. A través de plantas sagradas como el piripiri y la ayahuasca, las mujeres se conectan con el mundo espiritual, lo que les permite visualizar los patrones kené. Este conocimiento, transmitido de madre a hija, forma parte de una educación no académica, profundamente enraizada en la experiencia y la tradición oral.
El camino hacia una marca propia
La historia de Sadith no es solo la de una artista, sino también la de una emprendedora que decidió dejar de trabajar para marcas que no valoraban su arte y lanzarse a crear su propia línea. Tras años de colaborar con diseñadores que no reconocían ni remuneraban adecuadamente su trabajo, se empoderó para cotizar, valorar su esfuerzo y desarrollar su emprendimiento.
Su primer gran paso fue la creación de gorros bordados con kené. Al compartirlos en redes sociales, su trabajo llamó la atención de una clienta en Canadá. Ese fue el inicio de un negocio creciente que la llevó a desfilar en eventos como Fashion Revolution.
Hoy, su marca Sadith Silvano es símbolo de resistencia, empoderamiento y arte con identidad. Aunque aún enfrenta barreras —como el registro formal de la marca y la capacidad de producción—, Sadith insiste en que su éxito se debe a la perseverancia, el conocimiento heredado y la colaboración con otras mujeres de su comunidad.
“Hay muchas diseñadoras que explotan a nuestras mujeres, hacen el trabajo bonito, pero detrás no hay ni un nombre. Eso es lo que ahora, desde lo que he pasado, digo: ‘ya basta, ya basta ya’”, comenta firmemente Sadith en el conversatorio.
Moda, racismo y sostenibilidad: la mirada crítica
Pamela Valle aportó una perspectiva crítica desde el activismo socioambiental. Señaló cómo muchas marcas que se autodefinen como sostenibles en realidad perpetúan lógicas coloniales, invisibilizando a las comunidades artesanas y apropiándose de su trabajo. Explicó que el verdadero cambio no está en usar materiales orgánicos, sino en establecer relaciones horizontales y justas.
La imagen recurrente del diseñador occidental posando frente a las cámaras mientras las artesanas permanecen en el anonimato es, para Pamela, una clara señal de racismo estructural. Frente a eso, aboga por visibilizar a quienes realmente crean las piezas: mujeres indígenas, artistas con un profundo saber que no se aprende en universidades, sino en la vida misma.
“Nos olvidamos de que en realidad quienes tienen muchísimo que enseñarnos a los que estudiamos diseño son justamente las personas originarias, que son quienes tienen diversidad de conocimientos, no solamente en medicina, no solamente en temas culturales, sino también en el vestir”, comenta Pamela.
Uso respetuoso de símbolos culturales
Una de las preguntas del público giró en torno a cómo personas no pertenecientes a comunidades indígenas pueden usar prendas con símbolos culturales sin caer en la apropiación cultural. La respuesta de Sadith fue clara: diálogo, respeto y reconocimiento. Trabajar con comunidades requiere una relación transparente y ética, donde se reconozca el origen del diseño y se pague justamente por él.
Pamela añadió que el acercamiento debe hacerse desde la humildad. Usar una prenda no debe ser solo por estética, sino como una forma de conexión con una historia, una comunidad y un conocimiento que merece ser valorado.
Invitación a la comunidad
Sadith cerró el encuentro invitando a todos a visitar la comunidad shipibo-conibo de Cantagallo en Lima, donde trabajan más de 35 madres artistas en el colectivo Sinaní Mabu. Subrayó que todas tienen conocimiento y talento, aunque algunas aún enfrentan barreras para expresarse en castellano. “Todas somos maestras”, dijo, “solo nos falta la oportunidad”.
A través de un canto tradicional, Sadith cerró el evento, recordando que el arte también es medicina, conexión y memoria. El canto, explicó, no solo libera energías negativas, sino que también es una forma de sanar y recordar quiénes somos y de dónde venimos.
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